Confianza es una palabra clave en las relaciones entre las personas, cuando le decimos a alguien que le tenemos confianza, la persona se siente bien y se motiva, por lo contrario, cuando decimos no confiamos en ti se crea un muro impenetrable y es muy difícil mantener una mínima relación y comunicación. Por ello en este artículo os propongo explicar cómo crear un ambiente de confianza.
Para desarrollar un entorno de confianza es ineludible empezar por uno mismo. Os propongo 4 pasos que nos ayudan a generar confianza, y son:
- Evaluar personalmente cómo nos perciben los demás en los cuatro apartados que constituyen la confianza: competencia, fiabilidad, integridad e intención (1). La confianza hay que verla desde los comportamientos desde estos cuatro apartados. Preguntar y esperar la respuesta sincera, no buscamos autocomplacencia sino veracidad.
Preguntamos a cuatro o cinco personas de nuestro entorno, no especialmente a nuestras amistades, mejor a personas de nuestro entorno profesional que hayamos compartido años de trabajo y colaboración. Ellos tendrán una respuesta a cada uno de los apartados de la confianza.
En las respuestas que nos den sabremos cómo nos perciben y cuál es la confianza que les generamos en cada uno los apartados.
- Declarar la intención. Comunicar bien la forma de trabajar, de relacionarse y los resultados que se esperan, cómo vamos a revisarlos y en qué términos. La concreción genera espacios de confianza, especialmente en las relaciones profesionales.
- Guardar y cuidar el compromiso. Las reglas deben mantenerse y si procede, pactar con anterioridad un cambio en función de los resultados obtenidos. Cambiar las reglas unilateralmente sólo genera desconfianza. La mera propuesta de cambiarlas alerta al otro. Un pacto dentro del compromiso y la asunción de los resultados por parte de ambas partes genera confianza.
- Comportarse de modo que se favorezca la confianza. Es decir, mantener la coherencia y evitar desnaturalizar las relaciones. Prestar mucha atención al cumplimiento de los compromisos. Hacer conjuntamente el análisis de los resultados, qué ha salido bien, se consiguió el logro, lo celebramos, y qué se quedó a medio camino, qué pasó, dónde fallamos si en los objetivos demasiado ambiciosos, en el trabajo desarrollado, etc.
El lenguaje positivo, el que genera confianza, requiere comunicar los hechos. A nadie le gusta que le expliquen desgracias, todos apreciamos más las personas que ven las cosas en positivo y que saben sacarle los puntos buenos incluso de las penalidades. En todos los ámbitos de la vida y especialmente en el ámbito laboral, debemos hablar y opinar los hechos y los comportamientos y no en el ser de las personas. Cuando hablamos sobre el ser en positivo a todos nos gusta, pero en negativo, genera mucha frustración y crea barreras.
Para generar confianza hay que comunicar y para ello es imprescindible saber escuchar. Escuchar no es esperar con actitud paciente que el otro termine de hablar sino intervenir, en momentos oportunos, para preguntar acerca de lo que nos están explicando. Sin romper el hilo de la conversación, hay que encontrar el momento para preguntar y así mejorar la comprensión de los que nos explican.
La única forma que tenemos para comprender lo que nos explican es preguntar. Para conocer a las personas hay que preguntar. Para comprender los temas debemos escuchar y preguntar acerca de lo que nos explican. Puntualizar y reafirmar, es decir, manifestar nuestra comprensión sobre puntos de la conversación.
La conversación incluye preguntas, para aclarar y comprender mejor los mensajes. Esta forma de comunicar es lo que denominamos escucha activa, y es imprescindible para conseguir los resultados esperados.
La forma en la que conversamos y comunicamos es muy importante para generar y crear el espacio de confianza.
(1) The Speed of Trust de Steve M.R. Covey